El ser humano y la Naturaleza
Entre
los seres vivos, el hombre es el único que tiene esa característica a
la que se denomina cultura; esto es, posee la capacidad de planificar y
desarrollar pensamientos, transmitir a sus descendientes conocimientos, y
modificar su medio ambiente. El problema es que no siempre lo ha
modificado de manera razonable como para que él y sus descendientes
gocen de un bien que resulte sostenible en el tiempo.
El ser humano no puede sobrevivir si entra en conflicto con la
naturaleza. Existe una clara interdependencia entre salud, medio
ambiente y grado de desarrollo de un país; es así porque no se puede
alcanzar un desarrollo equilibrado si la población no está sana y no
tiene acceso a la educación. Sin embargo, y a pesar de que la salud y la
educación son derechos humanos, en casi todo el mundo la contaminación
de la tierra, el agua y el aire, está acabando con la salud de millones
de personas.
El gran dilema: avance tecnológico vs naturaleza
El conflicto entre el hombre y la naturaleza es muy viejo, tiene su
origen en el siglo XVIII, a raíz de los cambios que se produjeron con la
revolución industrial en Inglaterra. Después, a mediados del siglo XIX
se produjo un fenómeno similar en Estados Unidos, Francia y Bélgica,
sólo que entonces comenzó el uso intensivo de fuentes energéticas,
especialmente electricidad y petróleo. En la historia de la humanidad
los procesos de industrialización han tenido características diferentes,
pero dos rasgos en común: La sobreexplotación de los recursos naturales
y la falta de cuidado hacia la naturaleza.
Los extremistas
Actualmente hay dos posturas sobre los males que aquejan a la
naturaleza, una afirma que: "La situación no es tan grave, y en todo
caso tarde o temprano la ciencia y la tecnología nos van a sacar del
atolladero"; y otra igualmente extremista, señala que: "La tecnología
destruye la naturaleza y por lo tanto a nosotros mismos como parte suya,
así que debemos prescindir de ella". Ambas posiciones son irracionales;
no podemos seguir atentando contra la naturaleza, pero tampoco podemos
renunciar a la tecnología y a sus usos económicos.
Los seres humanos estamos asfixiando a la naturaleza
El ser humano ha construido y modificado su medio ambiente, y destruir
la tecnología es atentar contra él; pero la naturaleza está al borde del
colapso; los avances tecnológicos con los que la humanidad la ha
revestido la están ahogando. Se requieren acciones racionales, así como
la cooperación de todos para lograr el equilibrio en la naturaleza que
nos permita seguir formando parte y disfrutar de ella.
Granitos de arena para salvar al mundo
Todos tenemos un papel importante en la tarea de cuidar a la
naturaleza: Los poderes públicos; las empresas privadas; las
organizaciones no gubernamentales (asociaciones de consumidores, de
ecologistas, profesionales y sindicatos, principalmente), y el público
en general, en nuestro doble papel de ciudadanos y consumidores. Las
acciones racionales y la cooperación de todos son indispensables para
lograr el equilibrio en la interacción entre tecnología, medio ambiente y
sociedad.
Poderes públicos
Cuando hablamos de degradación de la naturaleza no nos referimos sólo a
un país. A los gobiernos de todo el mundo les corresponde:
- Invertir en ciencia y tecnología para frenar el deterioro que está sufriendo la naturaleza.
- Legislar para disuadir prácticas industriales y ciudadanas no deseables.
- Poner en marcha programas de manejo sustentable que tomen en cuenta la vocación de los suelos, la explotación racional del agua, la calidad del aire que respiramos, la reforestación en los bosques y selvas, así como el compromiso de renovar los recursos bióticos que sean explotados.
- Usar tecnologías limpias, que frenen la inmensa cantidad de impurezas que arrojan al aire, cuerpos de agua y suelos.
- Cumplir con las leyes en materia de contaminación ambiental, en especial cuando se refiere a desechos de residuos peligrosos que representen cualquier tipo de riesgo para los seres vivos.
- Vigilancia permanente y denuncia ante las autoridades competentes cuando se ponga en peligro a un ser vivo o a la naturaleza.
- Conocer los procesos de la naturaleza y valorar su importancia para la vida de los seres vivos.
- Comprender la gran fuerza que pueden tener las acciones ciudadanas bien organizadas y conscientes.
- Tomar decisiones básicas sobre qué consumir y qué usar.
- Documentarse sobre el problema ambiental en sus comunidades.
- Analizar detenidamente qué opciones de política ambiental pueden apoyar con su voto.
- Apoyar con acciones, en su hogar, escuela o trabajo, los programas de mejoramiento ambiental.
Indudablemente todos tenemos buenas intenciones, pero éstas por sí
solas no bastan si no van acompañadas de acciones constantes y de
mejoras que ayuden a que el ser humano y la naturaleza puedan convivir
en armonía. Después de todo no estamos hablando sólo del ahora, o de las
presentes generaciones, sino del mundo que heredaremos a nuestros
descendientes.