viernes, 2 de agosto de 2013

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LA IMPORTANCIA DEL COMPORTAMIENTO ORGANIZACIONAL

LA IMPORTANCIA DEL COMPORTAMIENTO ORGANIZACIONAL

Es una unidad social coordinada, consciente, compuesta por dos personas o más, que funciona con  relativa constancia a efecto de alcanzar una meta o una serie de metas comunes. Las personas que supervisan las actividades de otras, que son responsables de que las organizaciones alcancen estas metas, con sus administradores.

Es un campo de estudio en el que se investiga el impacto que individuos, grupos y estructuras tienen en la conducta dentro de las organizaciones, con la finalidad de aplicar estos conocimientos a la mejora de la eficacia de tales organizaciones. El propósito del comportamiento organizacional es en ayudar a lograr que los objetivos tengan significado y contribuyan a la eficiencia organizacional.


Dentro del Comportamiento Organizacional hay unas áreas que se predominan que son las siguientes:

Psicología: Ciencia que pretende medir, explicar y en ocasiones cambiar la conducta de los seres humanos.
La sociología: es el estudio de la gente en su relación con otros seres humanos.
Psicología social: es un área dentro de la psicología que mescla los conceptos de la psicología y la sociología y que se enfoca en la influencia de unas personas en otras.
Antropología: es el estudio de las sociedades para aprender acerca de los eres humanos y de sus actividades.
Ciencia política: es el estudio del comportamiento de los individuos y grupos dentro de un ambiente político.

Retos y oportunidades del comportamiento organizacional
Existen diversos cambios radicales dentro de las organizaciones a los cuales se tienen que enfrentar los administradores, de igual forma, la competencia mundial exige que los empleados sean más flexibles y aprendan a enfrentar cambios acelerados. Algunos de estos retos y oportunidades para que los administradores apliquen los conceptos del comportamiento organizacional, son los siguientes:

Respuesta a la globalización
Las organizaciones ya no están limitadas por fronteras nacionales, el mundo se ha convertido en una aldea global por lo que los administradores tienen que ser capaces de trabajar con personas de culturas distintas.
Manejo de la diversidad laboral
Uno de los retos más importantes y extensos en las organizaciones es adaptarse a personas que son diferentes, es decir, a la diversidad laboral, la cual atañe a diferencias entre personas en el mismo país.
Mejoramiento de la calidad y la productividad
Cada vez más, los administradores tienen que mejorar la productividad de su organización y la calidad de los productos y servicios que ofrecen. Para mejorar la calidad y la productividad, implantan programas como los de administración de calidad.
Mejoramiento del servicio a los clientes
La mayoría de los empleados en los países desarrollados ocupan puestos de servicio. El comportamiento organizacional puede contribuir a mejorar el desempeño de las organizaciones enseñando a los administradores la relación entre las actitudes y la conducta de los empleados y la satisfacción de los clientes.
Facultar al personal
La toma de decisiones se está bajando al nivel operativo, lo que proporciona libertad a los trabajadores para tomar decisiones sobre problemas planteados por el trabajo.
Enfrentamiento de la “temporalidad”
El término de administración debe describirse más bien como una actividad con largos periodos de cambios continuos, interrumpidos ocasionalmente por momentos breves de estabilidad.
Estímulo de la innovación y el cambio
Las organizaciones exitosas deben fomentar la innovación y dominar el arte del cambio o se pondrán en peligro de extinción. El éxito lo alcanzarán las organizaciones que mantengan su flexibilidad, mejoren constantemente la calidad y venzan a la competencia del mercado con una corriente continua de productos y servicios innovadores.
Mejoramiento de la conducta ética
Los miembros de las organizaciones enfrentan cada vez más “disyuntivas éticas”, que son situaciones en las que tienen que definir cuál es la conducta correcta y cuál la incorrecta. En las organizaciones, los administradores redactan y distribuyen códigos de ética que ayuden a los empleados en las disyuntivas, se ofrecen seminarios, talleres y otros programas de capacitación para fomentar el comportamiento ético.


Podemos decir que el comportamiento organizacional es muy importante ya que ayuda en el ámbito social y cultural ya que los líderes o los duelos de las empresas deben motivar y mucho apoyo a sus empleados para que ellos cumplan con sus áreas específicas ya que todos pueden cumplir con sus metas trazadas siempre debemos de trabajar con eficiencia y eficacia para poder tener un gran éxito en la vida.   


POR:
Catherine Andrango.
Andrea Alarcón
Julio Tipanta


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Teoría de las necesidades de McClellan

Teoría de las necesidades de McClellan
David McClelland sostuvo que todos los individuos poseen:
·         Necesidad de logro: Se refiere al esfuerzo por sobresalir, el logro en relación con un grupo de estándares, la lucha por el éxito.
·         Necesidad de poder: Se refiere a la necesidad de conseguir que las demás personas se comporten en una manera que no lo harían, es decir se refiere al deseo de tener impacto, de influir y controlar a los demás.
·         Necesidad de afiliación: Se refiere al deseo de relacionarse con las demás personas, es decir de entablar relaciones interpersonales amistosas y cercanas con los demás integrantes de la organización.
Los individuos se encuentran motivados, de acuerdo con la intensidad de su deseo de desempeñarse, en términos de una norma de excelencia o de tener éxito en situaciones competitivas.
En la investigación acerca de la necesidad de logro, McClelland encontró que los grandes realizadores se diferencian de otros por su deseo de realizar mejor las cosas. Buscan situaciones, en las que tengan la responsabilidad personal de brindar soluciones a los problemas, situaciones en las que pueden recibir una retroalimentación rápida acerca de su desempeño, a fin de saber si están mejorando o no y por último, situaciones en las que puedan entablar metas desafiantes; no obstante les molesta tener éxito por la suerte, es decir prefieren el desafío de trabajar en un problema y cargar con la responsabilidad personal del éxito o fracaso. Además evitan las tareas no muy fáciles o muy difíciles. Al superar obstáculos, desean sentir que el resultado, es decir su éxito o fracaso, depende de sus propias acciones. Los grandes realizadores se desempeñan mejor cuando perciben que tienen una oportunidad de éxito del 50% y una de fracaso de 50%, pues así poseen una buena posibilidad de experimentar sentimientos de logro y satisfacción de sus esfuerzos.
Por otra parte los individuos que poseen una alta necesidad de poder, disfrutan el encontrarse a cargo de los demás, se esfuerzan por influenciarlos, además ansían ser colocados en situaciones competitivas y dirigidas al estatus, y tienden a interesarse más por el prestigio y la consecución de influencia sobre los demás, que en el desempeño eficaz.

La tercera necesidad es la de afiliación, que no ha recibido mucha atención por parte de los investigadores. Pero que a la larga crea un ambiente grato de trabajo, que influye y están claramente relacionadas con las otras necesidades. Por ejemplo, el hecho de mantener buenas relaciones con los demás miembros de la organización, podrá producir que un gerente, más que poder coercitivo sobre sus subordinados, se gane el poder bajo la forma de autoridad; que a la larga le ayudará a conseguir eficientemente las metas trazadas por la organización y las personales en consecuencia. En esta situación se observa claramente una relación entre las necesidades de afiliación, logro y poder.
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Homo videns. La sociedad teledirigida

Homo videns. La sociedad teledirigida

Giovanni Sartori, Taurus, Madrid, 1998.

Los medios audiovisuales invaden paulatinamente la cultura contemporánea condicionando en igual medida la futura. Las estadísticas revelan que cada vez se leen menos libros y se compran menos periódicos. Como consecuencia de ello, los mass media -televisión y radio, principalmente- se convierten en la única, principal y casi exclusiva fuente de formación e información de la ciudadanía. Irrumpe también, con mucha fuerza, un nuevo medio de comunicación, Internet, y las posibilidades que se nos ofrecen desde la cibernética. ¿Cómo será la sociedad audiovisual y cibernética? ¿Cuál es la cultura que se está desarrollando actualmente?

El politólogo y ensayista italiano, Giovanni Sartori, profesor de las Universidades de Florencia y Columbia, retoma sus tesis sobre los efectos de la televisión y hace, en su nueva obra, Homo Videns. La sociedad teledirigida, un análisis de la influencia de la televisión y de la cibernética en la sociedad actual. Intenta dar respuesta a los interrogantes de futuro que plantea el nuevo esquema de comunicación social que se está configurando actualmente. Un sistema dónde predominan los individuos solitarios, la comunicación es cada vez menos personal, la televisión se convierte en el vehículo universal de transmisión de información, desde los países más poderosos hacia todo el planeta, y aparece un nuevo elemento comunicacional: las redes de comunicación cibernéticas. De las que todavía se desconocen las consecuencias, tanto en la educación como en la intercomunicación de las personas, así como de sus diferentes utilizaciones.

El autor de Teoría de la Democracia y Elementos de Teoría Política, entre muchas otras obras y escritos, es tajante en sus convicciones. En su crítica al poder de la televisión y de la cibernética, niega las posibilidades de la información audiovisual como fuente de formación. Ésta anula la posibilidad de hacer abstracción de los conceptos aprehendidos y de configurar nuevas ideas, postulados y proyectos. Anula la capacidad de reflexión del ser humano. La cultura, por tanto, se vuelve superficial, con abundancia de imágenes pero escaso contenido. La sociedad, por tanto queda, a juicio del politólogo, en manos del poder audiovisual.

Respecto de Internet, la otra herramienta comunicacional, ya real pero con una gran proyección de futuro, duda seriamente sobre la posibilidad de que pueda ser utilizada como vehículo cultural. Ve la todopoderosa red reducida a un mero instrumento de diversión, destinada a los hobbies o, en todo caso, con alguna utilidad práctica -fundamentalmente administrativa-. Arremete contra los teóricos defensores de un mundo futuro basado en las redes cibernéticas, rebatiendo las teorías de los hoy muy en boga, Nicholas Negroponte y Luis Rossetto, entre otros. En último caso, se decanta a favor del triunfo de la televisión sobre internet, como instrumentos de comunicación social de masas.

A partir de estas cuestiones, teoriza sobre las posibilidades de los medios audiovisuales tanto para informar como para crear o contribuir a transmitir la opinión pública. Sartori niega a la televisión cualquier posibilidad de transmisión de una opinión pública real, en tanto en cuanto, según el intelectual italiano, son los propios medios audiovisuales los creadores de las diferentes corrientes de opinión, que luego se encargan de presentar cómo la opinión de una/s determinada/s sociedad/es. Por otra parte, no es menos favorable a concederle al medio televisivo unas mínimas posibilidades informativas. Califica a la televisión de reduccionista, porque coge una realidad determinada y la simplifica y reduce al máximo para transmitirla. Y utiliza dos términos para definir el medio: "subinformación", en tanto que los mensajes son extremadamente resumidos y simplistas, y "desinformación" porque, a menudo, se utiliza para dar una información "amañada", de acuerdo con las convicciones de los que ostentan el poder, y también en función de lo que éstos desean transmitirnos.

Ante este panorama, ¿cómo actúa la televisión en un sistema de democracia? El análisis de Sartori señala dos cuestiones o aspectos principales: por un lado, la desaparición de los partidos como base sustentadora de una política determinada, poniendo los ejemplos norteamericano -donde el sistema de partidos es muy débil- e italiano -Silvio Berlusconi se hace con el poder sin tener un partido fuerte que lo apoye pero tiene, eso sí, uno de los grupos de comunicación más fuertes del país-; por otro, en la televisión se dejan de vender idearios políticos, ahora lo que se vende son personas, imágenes. Se pasa, además, a una nueva forma de hacer política, influenciada por el poder de los medios de comunicación. Un ejemplo de esto, a juicio del autor, sería el caso de la intervención de Ronald Reagan en el Irangate, después de que la sociedad norteamericana contemplara el dolor televisado de los padres de los rehenes.

Mientras tanto, la información en manos del pueblo es cada vez más pobre, a la vez que a la sociedad se le pide más participación y se produce el tránsito de una democracia representativa a una directa. Pero, ¿cómo se puede opinar y participar sin tener un criterio previamente formado? O mejor, ¿qué tipo de participación se pide cuando existe un criterio, pero alimentado al amparo de corrientes de opinión pre-configuradas a través de los medios de comunicación dominantes? Como ilustrativo, el autor italiano recoge un dato: en occidente las personas políticamente formadas o interesadas en la materia son entre un 10 y un 25 por cien. Las que realmente tienen competencia se reducen a entre un 2 y un 3 por ciento.

El cuadro descrito por Sartori es desolador. Sin solución, a éste le resulta imposible encontrar una fórmula que redima la televisión. Las tesis que sostiene con convicción a lo largo de su último libro, se condensan en las siguientes líneas: "Mientras la realidad se complica (…) las mentes se simplifican y nosotros estamos cuidando a un video-niño que no crece, un adulto que se configura para toda la vida como un niño recurrente (…) Nos encontramos ante un demos debilitado, no solo en su capacidad de tener una opinión autónoma sino también en clave de pérdida de comunidad".
Se crea, de este modo, una "multitud solitaria", una "soledad electrónica", dirigida por los que tienen el poder televisivo. Se anula el valor del medio como instrumento democrático. La sociedad deriva entonces hacia una era de "post-pensamiento", de pérdida de la capacidad de pensar. Para Sartori es una situación comparable a la Baja Edad Media. Y de la cual vaticina que será muy costoso retornar.

Es esta una reflexión interesante y original -algo a lo que nos tiene acostumbrados el autor- sobre la influencia del que se ha dado en llamar el "cuarto poder" en el desarrollo de la cultura contemporánea, aunque su conclusión constituya la negación casi absoluta de los posibles valores formativos del medio audiovisual.